Carlo Ancelotti con Chris Brady

El sueño
Mi larga historia de amor con la Champions League.

Carlo Ancelotti es el campeón indiscutible de la Champions League con un récord histórico de siete victorias: dos como jugador en el AC Milán y cinco como entrenador del mismo equipo y del Real Madrid; sin olvidar las finales a las que llegó sin saborear el éxito, tanto como jugador como técnico.

Desde su legendaria victoria por 4-0 contra el Steaua de Bucarest en 1989 hasta la inolvidable noche en Atenas en 2007, pasando por la ansiada Décima del Real Madrid, en este libro Ancelotti relata con un estilo inimitable los secretos de sus logros, las hazañas de los campeones que ha entrenado y las anécdotas de su experiencia en el campo y el vestuario.

Enriquecido con las aportaciones de auténticos fenómenos como Paolo Maldini y Luka Modrić, este libro cuenta también la historia de cómo se forjó su relación con el trofeo más deseado y respetado del fútbol europeo.

Entrenador de clubes históricos como Juventus, PSG, Chelsea, Bayern de Múnich y Real Madrid, Ancelotti comparte en estas páginas sus reflexiones más personales y la esencia del sueño que lo ha acompañado durante toda su carrera.

Todo ello representa un relato íntimo de su personalidad y evolución desde los inicios, que empieza en una infancia de orígenes humildes y culmina con la consolidación de un método de trabajo y un conjunto de valores propio que lo han llevado a lo más alto del mundo del fútbol.


Características

Idioma original: inglés
Traducción: español
Autor: Carlo Ancelotti con Chris Brady
Traductora: Irene de la Torre
Editorial: Alienta. Planeta de Libros.
Género: biografía
Fecha de publicación: noviembre de 2025
ISBN: 978-84-1344-468-0

Título original: The Dream. Breaking Champions League Records.
Editorial original: Penguin Books.
Año de publicación del original: 2025

Fragmento

Introducción

Sueños

Me gustaría empezar esta historia en un lugar inesperado. Es un partido de fútbol, eso sí, pero entre dos equipos muy inusuales. Ambos los capitanean dos magníficos directores de cine italianos —Bernardo Bertolucci y Pier Paolo Pasolini— y ambos graban cerca de mi casa. Los dos directores eran amigos, pero un día se pelearon. Para reconciliarse, les sugirieron jugar un partido de fútbol entre los miembros de los dos equipos de rodaje. Bertolucci contaba con un grupo más reducido para elegir a sus jugadores y necesitaba varias personas más para cubrir la plantilla. Corría el mes de marzo de 1975, yo sólo tenía quince años, y jugué de delantero centro. Por aquel entonces era jugador del equipo juvenil del Parma y, cuando terminamos de jugar el sábado, nos invitaron a un partido improvisado al día siguiente. A Pasolini le dijeron que nos acababan de contratar como mecánicos para trabajar en el rodaje, y creo que nadie le creyó, pero aquél plan funcionó: el fútbol les volvió a unir. Ganamos el partido y Bertolucci nos lo agradeció a todos, porque nuestra participación había sido decisiva.

Para ser sincero, los nombres de Bertolucci y de Pasolini no significaban mucho para mí, pero no me importaba. Era un juego, y yo sólo quería jugar. El fútbol ya era mi vida. Mi sueño era convertirme en jugador, como el de casi todos los niños, y por suerte se hizo realidad. Hace cuarenta y seis años estaba en aquel campo de la Cittadella y desde ahí recorrí el mundo, corriendo detrás de un balón. Hace muy poco me enseñaron una fotografía de aquella época que no había visto nunca, y reconocí a ese niño que ha estado persiguiendo la pelota desde entonces, así como sus sueños.